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Un castillo, una ciudad fortificada

Desde lo alto de su pico rocoso, el castillo domina la ciudad de Lourdes y ofrece un panorama sobre el Santuario mariano y los Pirineos. La historia de este castillo carece de fuentes documentales debido a los numerosos asedios destructores que sufrió la ciudad de Lourdes en 1374 y 1573. La mayoría de los archivos fueron dispersados y quemados.
El estudio arquitectónico, realizado en 1995 durante la clasificación como Monumento Histórico, confirma el excepcional interés militar de este castillo. Testimonia la evolución de las fortificaciones del Piamonte pirenaico del siglo XI al XIX.
Su función defensiva de la población y de bloqueo de las rutas comerciales, en particular hacia España, le permitió desarrollar un conjunto de elementos de defensa y ataque que todavía pueden apreciarse: torre del homenaje, puente levadizo, rastrillo, atalayas, recintos y plataforma de artillería.

Con la torre de Garnavie, también denominada torre de Guigne, antigua atalaya del recinto de la ciudad, la fortaleza es el último vestigio defensivo de Lourdes, ciudad fortificada en la Edad Media. Sus muros relatan su historia.

 

Descripción de Eugène Duviau, Archivero de la ciudad de Lourdes, 1909

"La fortaleza, con toda seguridad, debió construirse antes que la ciudad (…). Su presencia se convirtió para sus vecinos en una protección sumamente valiosa. Así pues, se apresuraron en acercarse el máximo posible, para refugiarse en su recinto, en caso de ataque. Poco a poco se crearon barrios, formando un pequeño burgo, rodeado inicialmente por empalizadas que, más tarde, fueron sustituidas por gruesas murallas que rodeaban la ciudad, con puertas en las principales salidas, las más importantes coronadas con torres almenadas y provistas de aspilleras".